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Cambio climático: ¿Qué puedo hacer como consumidor?

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Estas semanas se habla mucho de la situación climática que vivimos y, sobre todo, de la que nos espera en unos años si no cambiamos ciertas cosas en nuestra forma de vida. Como en todo, hay muchos criterios y enfoques diferentes, pero está claro que hay un problema real y que se necesitan tomar medidas para afrontarlo desde todos los niveles.

Los gobiernos a nivel internacional ya han dado voz de alarma y reclamado medidas concretas e inmediatas para ir solventando la situación y promoviendo el cambio, tanto a nivel político como a nivel económico y empresarial. Pero el ámbito social también es muy importante, y es el que nos engloba a todos como individuos cuyas decisiones influyen igualmente en el entorno. 

"Es primordial tomar conciencia y ser conscientes del alcance de nuestras acciones diarias como consumidores. El concepto clave es reducir energías y recursos y mejorar tanto cantidad como calidad de nuestro consumo"

¿Qué tiene que ver este problema del clima conmigo?

Todo. Somos una sola persona desde su casa y creemos que nuestros actos no tienen mayor consecuencia, pero somos parte de este planeta y un agente activo en el sistema global, por lo que nuestras decisiones del día a día son importantes. 

Nuestra opción de consumo sí puede cambiar el mundo, ya que todo lo que consumimos requiere ciertos recursos cuya utilización (o más bien abuso) es la que está provocando esta situación. Ya no vale cerrar los ojos y esperar que los demás actúen, es el momento de tomar conciencia y consciencia y valorar qué pasos queremos y/o podemos dar

¿Qué puedo hacer como consumidor para contribuir?

Hay un concepto base tan sencillo como primordial: Reducir en general todas las energías y recursos que podamos en nuestro día a día. Y hay múltiples maneras de hacerlo sin que eso suponga un cambio dramático en nuestras vidas, pudiendo ir adoptando medidas y descubriendo nuevas formas de contribuir.

  • Reducir en casa el consumo de energía, agua, gas, celulosa, papel. No es necesario tener varias luces encendidas, ni aparatos enchufados que no usamos durante días, ni el grifo abierto más de lo prescindible. Se puede reducir la cantidad de servilletas o papel higiénico que utilizamos, y aprovechar folios y papeles siempre que se pueda.

  • No tirar comida, ya que es una pérdida de recursos enorme. Es aconsejable comprar en su justa medida, planificando bien las comidas y la lista de la compra.

  • Reducir el consumo cárnico, ya que la ganadería conlleva grandes cantidades de emisiones de CO2 a la atmósfera. Simplemente con dejar de comer carne al menos un día a la semana ya sería un cambio significativo.

  • Consume alimentos de temporada, ya que disfrutar de los productos fuera de temporada supone un mayor gasto tanto en cultivo como en conservación.

  • Evitar consumir productos cuyo origen supone un ataque continuo a la naturaleza y a determinadas especies animales, como los productos testados en animales o los elaborados con aceite de palma, por cuya producción se están destrozando hectáreas inmensas de bosques.

  • Reducir el consumo de plástico. Hoy día contamos con bolsas de papel o tela, venta a granel, materiales biodegradables y otras muchas alternativas al plástico, un elemento prácticamente indestructible que, además de contaminar suelos y océanos, emite gases nocivos en su lenta descomposición.

  • Reducir nuestras emisiones por transporte en la medida de lo posible, optando por alternativas más sostenibles como transporte público, compartir vehículo, caminar, bicicleta…

  • Consumir productos ecológicos, ya que prescinden de pesticidas y otras sustancias químicas tan perjudiciales para la salud como para el planeta, y además en su elaboración se han adoptado procesos sostenibles y respetuosos.

  • Comprar local y cercano, y cuando hagamos compras online que sean meditadas, valorando lo que es realmente importante y necesario, pudiendo incluso compartir pedidos con otras persona del entorno para reducir envíos.

  • Compensar la huella de carbono emitida en aquellas actividades ineludibles mediante acciones que mejoren la situación de nuestro entorno: planta árboles, cuida zonas verdes, reduce aún más durante unos días tu consumo de recursos, participa en alguna actividad grupal o plataforma...

  • No comprar ropa en exceso, realmente no es necesario. Usamos solo el 30% de lo que tenemos en el armario, siendo la moda uno de los negocios que más agua y energía consume en su producción y transporte.

  • Seleccionar de forma consciente a quién compramos, qué estamos apoyando o fomentando con nuestra compra, qué prácticas empresariales lleva a cabo dicha empresa, en qué invierte el dinero de sus beneficios y si tiene algún compromiso medioambiental.

Consejos sobre sostenibilidad

Como veis, opciones hay muchas y variadas, y la mayoría solo supone un ligero cambio en nuestras costumbres. Pero esto es solo un pequeño planteamiento. Gracias a la toma de conciencia que se lleva haciendo sobre el tema desde hace unos años, contamos con gran ayuda por parte de expertos que han investigado en profundidad y ofrecen su orientación para adaptarnos como mejor podamos en este cambio.

Puedes buscar grupos de consumo, asociaciones, plataformas, webs, blogs, libros, podcast y todo tipo de fuentes de información en las que encontrar tu propia manera de ser más sostenible, sin cambios radicales sino poco a poco con pequeñas medidas que van sumando y van teniendo grandes consecuencias. Estos son algunos de los que nosotras conocemos, pero hay mucho más. ¡Anímate a descubrir tu nuevo camino!

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