La cosmética natural es la mejor elección para cuidar nuestra piel y mantenerla sana, sin perjudicar al organismo ni al medio ambiente. Pero hay circunstancias que no permiten que esto sea una elección, y la cosmética natural es la única solución para poder cuidar la piel. Es el caso, por ejemplo, del síndrome de Sensibilidad Química Múltiple (SQM).
El síndrome SQM es una enfermedad que genera una intolerancia progresiva a las sustancias químicas sintéticas presentes en el entorno y que habitualmente son toleradas por otras personas. Se presenta a través de distintos síntomas, relacionados con múltiples sistemas (inmunológico, neurológico, cardiovascular, endocrino…) y que afectan por tanto a diversos órganos y funciones motoras.
Los síntomas más comunes son: fatiga, afectación cognitiva (problemas de memoria, falta de concentración, etc.), dolor muscular, problemas gastrointestinales, problemas respiratorios, dermatológicos, cefaleas, sensibilidad visual y auditiva... Son síntomas que se reproducen con la exposición química repetida y que afectan sustancialmente a la calidad de vida del enfermo.
Se desconocen tanto las causas como el tratamiento para curarla. Hay diversos estudios que sugieren que es una enfermedad adquirida, es decir que se produce después del nacimiento y por tanto no tiene origen genético. Dichos estudios orientan la investigación hacia un origen orgánico tóxico relacionado con el entorno, que provoca cambios en el organismo. Lo que sí está probado es que es una enfermedad crónica y que solo advierte mejoría cuando se cesa o se disminuye la exposición a las sustancias que la provocan, siendo las más habituales los perfumes, los productos de limpieza, el gluten, el maíz, la caseína, la soja y el glutamato monosódico.
Aunque haya resonado con más fuerza durante los últimos años, esta enfermedad no es reciente. Los primeros casos se conocieron a mitad del siglo XIX, vinculados en un principio a causas de alergia. A finales de los 80 se comenzaron a establecer síntomas y diagnósticos, apareciendo los primeros estudios ya relacionados con la toxicidad ambiental.
Años después, continúan las investigaciones y estudios para analizar la enfermedad, que también ha sido denominada como Intolerancia Idiopática Ambiental (idiopática significa ‘de origen desconocido’). Aún así, la OMS no la incluye como un código específico en la Clasificación Internacional de Enfermedades (CIE-10), pero muchas entidades americanas y europeas insisten en su relevancia y en las dificultades que encuentran los pacientes para diagnosticar su enfermedad y hacer frente a ella.
El acceso hoy día a todo tipo de información ha facilitado el conocimiento de esta enfermedad, así como opciones para mejorar la calidad de vida de los enfermos. El apoyo social es fundamental, como la labor realizada por asociaciones y plataformas que luchan por darle visibilidad, como por ejemplo:
El SISS (arriba mencionado) indica en este texto los primeros pasos a dar ante la enfermedad, destacando unas medidas básicas que parten del análisis del entorno en todos sus factores, en los que se debe evitar a toda costa la presencia de químicos:
La cosmética natural es el gran aliado para el cuidado de la piel en casos de SQM. Pero, como siempre, la etiqueta de ‘natural’ no es suficiente. Un aceite de almendras es algo natural, es un ingrediente que procede de la tierra. Pero el almendro del que se ha extraído ha podido ser tratado con pesticidas, insecticidas, o ya no solo el almendro, sino el huerto con el que comparte suelo, el cual ha recibido esos químicos.
Por tanto lo más aconsejable es utilizar cosmética natural cuyo origen conocemos (opción más que complicada) o utilizar cosmética ecológica, que asegura la ausencia de dichos químicos sintéticos. No obstante, también es importante analizar bien los INCI de la cosmética ecológica, ya que no toda su formulación ha de estar certificada y puede presentar ingredientes sintéticos como perfumes, tensioactivos y otros componentes nada aconsejables.
La cosmética 100% ecológica de Matarrania asegura la ausencia total de cualquier químico sintético en sus formulaciones, siendo todos los ingredientes de origen natural y ecológico, afines a la piel y seguros para el organismo. Por ello Matarrania es una buena opción para personas que sufren SQM. Dispone además de una gama específica para pieles sensibles, elaborada sin aceites esenciales, ofreciendo una alternativa pura y sin fragancias (ni siquiera naturales) a personas altamente sensibilizadas.
Fuentes consultadas:Publicado el : 23/02/2023 09:06:38
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