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Mudarse a un pueblo, ¿por dónde empezar?

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En los últimos años, y acrecentado por la pandemia, ha surgido el fenómeno ‘huida al campo’. Tras los múltiples confinamientos en casa, las ‘cárceles de pladur’ y las vistas a patios de interior han motivado a muchas personas a buscar una vida alternativa a la que llevaban. 

Aire libre, casas espaciosas, contacto con la naturaleza, silencio, ausencia de contaminación… Son las principales necesidades de las personas que han decidido o están a punto de decidir trasladarse a vivir a un pueblo. Si uno de tus objetivos este 2022 es pasarte a la vida rural, desde Matarrania te animamos a dar el paso y te traemos información que te puede ayudar en este proceso.

¿Cuál es tu motivación para irte al pueblo?

Nuestra paisana Cristina de La solana campo y vida publicó un post en el blog de Esturirafi sobre vivir y trabajar en el campo. En él, además de compartir reflexiones sobre su cambio a la vida rural, plantea una tipología interesante de perfiles de personas interesadas en trasladarse a vivir a un pueblo. Es la siguiente:

  1. Personas que quieren cambiar ciudad por pueblo sin modificar su actual vida. Solo por mejorar el entorno, disminuir el estrés lumínico y el ruido, aumentar el contacto con la naturaleza…

  1. Personas que al mudarse buscan que en el nuevo lugar haya un trozo de tierra: campo o huerta, para mejorar así su alimentación y salud.

  1. Personas que prefieren ir a cuidar y trabajar a una masía, masada o casa de campo, a través de un trabajo y contrato.

  1. Personas a las que les gustaría hacer un cambio más radical e irse a vivir a una comunidad o ecoaldea. A un lugar más aislado y repoblado, donde todo desde la base se debate y dirige de manera asamblearia.

¿Cómo encontrar el pueblo ideal?

Sabiendo ya qué tipo de intención te ha llevado a hacer el cambio, la siguiente pregunta es cómo encontrar el pueblo en el que puedas desarrollar la vida que quieres. En este aspecto, como en otros muchos, la tecnología está de nuestro lado, ya que posibilita el acceso a información sobre pueblos y zonas, e incluso crear herramientas específicas para esta búsqueda. Una de ellas es la plataforma ‘Vente a vivir a un pueblo’, una web que nace tras el confinamiento para orientar a todas las personas que han decidido hacer el cambio. 

El diario 20 minutos presenta este proyecto como la web que quiere insuflar vida en la España vaciada, una herramienta “que ayudará a los urbanitas a elegir a qué pueblo merece la pena ir a vivir, cómo y por qué”. En ella se inscriben, por un lado, pueblos y administraciones públicas que necesitan habitantes nuevos para asegurar su futuro y, por otro lado, personas en busca de una zona rural donde empezar una nueva vida.

Vídeo de presentación de la iniciativa 'Vente a vivir a un pueblo'Vídeo presentación de la iniciativa 'Vente a vivir a un pueblo'

Ciudad versus pueblo, el gran dilema

En el vídeo del diseñador gráfico Adrián Betrán, ‘La Despoblación en Aragón - El problema de los pueblos’ explica con imágenes cómo se ha ido produciendo la despoblación de la zona rural en Aragón, trasladable al resto de zonas afectadas en el país. Desde finales del siglo XX, comenzó un movimiento migratorio de las zonas con dificultades económicas (pueblos y aldeas) hacia las más favorecidas económicamente y, por tanto, con más posibilidades (ciudades). 

Llevamos ya más de un siglo fascinados con las ventajas prometidas por la gran ciudad: más oportunidades laborales, recursos, actividades, formas de consumo, intercambios sociales y culturales… La vida urbanita ha sido el sueño de casi todo joven de pueblo que veía todos esos lujos por la tele. Pero en realidad, también conlleva grandes desventajas: ruido, contaminación, precios elevados, inseguridad, poco espacio… Y finalmente se dispone de poco tiempo (y energía) para poder disfrutar de todas sus ventajas.

Ventajas de la vida rural

La vida rural cuenta con una ventaja principal: disfrutar de la vida lentamente y de forma consciente, calidad de vida que la llaman. El día transcurre a otro ritmo, más orgánico y natural; hay mayor contacto con la naturaleza; no hay tanto ruido ni contaminación, y por tanto menos posibilidades de alergias; implica una gestión de los recursos más responsable; las personas tienden a ser más cercanas, se conocen y se reconocen; es habitual el sentimiento de comunidad, existiendo la posibilidad de crear una sociedad colaborativa y sostenible.

Hoy día, además, los avances y las tecnologías permiten acercar al pueblo muchas de las comodidades y atractivos de los que hasta ahora solo gozaba la ciudad. Si se quiere, por supuesto, dado que como hablamos antes hay varias motivaciones para realizar el cambio y varias formas de vivir en el ámbito rural. Pero sea como sea, esa migración hacia lo rural es también una gran oportunidad para los pueblos para repoblarse, para crear más servicios y por tanto más opciones de empleo, e incluso de recuperar antiguas tradiciones perdidas por la falta de vecinos, sobre todo jóvenes.

Sobre este planteamiento, también nos ha gustado mucho este artículo de la revista Traveler donde presentan la película documental ‘No hay cabida’ (ver trailer - ver documental), de Alberto del Valle. En él desarrollan el concepto de que hay gente que quiere pueblo y pueblos que quieren gente. Como dice uno de los protagonistas, Héctor, “no estamos intentando recuperar la vida tal y como era hace 100 años, sino recuperar algunas cosas que sí que han funcionado muy bien”.

Vida rural en Peñarroya de Tastavins

Nuestra experiencia, emprendimiento femenino en el mundo rural

En Matarrania somos firmes defensoras de la vida rural. Nuestro proyecto nació en un pequeño pueblo de Teruel, Peñarroya de Tastavíns, por la pasión que sentía Evelyn por el mundo rural. Tras crecer y estudiar en Barcelona, Evelyn quiso volver a la tierra de su familia y buscar aquí una forma de vida natural y sostenible. Como apasionada de las plantas, vio la posibilidad de aprovechar la riqueza del territorio y la sabiduría de la cultura popular, recuperando fórmulas tradicionales para el cuidado de la piel a base de plantas silvestres del entorno y aceite de oliva. Cada pilar del proyecto, por tanto, está firmemente vinculado al ámbito rural, al territorio. Emprender en un pueblo es posible, como han demostrado muchos otros proyectos similares y de otros ámbitos.

Nuestro equipo tiene muy claras las bondades de vivir en un pueblo, te las contamos:

Jessi: "Me gusta vivir en el pueblo por la tranquilidad de la que disfruto y la buena calidad de vida".

Vanessa: "Siento que la gente, es más cercana, muy sociable. Me gusta disfrutar de la cercanía a la naturaleza y, además, puedo acceder a alimentos de calidad y artesanos, hechos en los pueblos".

Paqui: "Escogí este tipo de vida por mis hijos, para darles la oportunidad de disfrutar de la tranquilidad y libertad que tienen aquí, tanto en su niñez como ahora en su adolescencia".

Ester: "Me gusta vivir en el pueblo por la tranquilidad y el contacto con la naturaleza, además de que me permite compartir una vida social muy rica".

Sofía: "Desde que vivo en un pueblo siento que mi tiempo se ha multiplicado por dos, todo es más lento y lo saboreo mucho más".

Diego: "Me encantan los deportes de montaña y la fotografía, dos pasiones que disfruto mucho más al vivir en el pueblo".

Evelyn: "Veo el pasar de las estaciones, estoy más conectada con la naturaleza y con mi propia naturaleza. Disfruto mucho del aire libre y de una vida más sencilla".

Vídeo sobre MATARRANIAVídeo sobre el proyecto MATARRANIA

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