Regalar por regalar: cuando el compromiso mueve la compra

Ya te habrás dado cuenta de que el periodo navideño cada vez empieza antes. Termina la campaña de Halloween y empieza la de Navidad, que, por cierto, convive con la de Black Friday. A primeros de noviembre, empezamos a encontrar los escaparates invadidos por descuentos y luces de colores, y las redes sociales acentúan esa sensación de “tengo que darme prisa, comprar es urgente”.

El mercado nos arrastra a todas: consumidoras y marcas. Nadie se libra de este frenesí consumista.

Y luego está la presión social del acto de regalar. En su primera acepción de “regalar”, la RAE define este verbo así:

1. Dar [una persona] a otra una cosa como muestra de afecto o consideración.

Según esto, las causas que mueven la acción de hacer un regalo son generosas y desinteresadas: amor, afecto, cariño, admiración, consideración.

Pero, nos preguntamos, ¿esto es así realmente? O, más específicamente, ¿es así en todas las ocasiones?, ¿el motor del regalo es el amor siempre que regalamos?

Por experiencia propia, nos hemos visto envueltas en esta vorágine de compromisos, que te arrastran a comprar detalles estereotipados y sin sentido, perfectamente colocados en el lineal, para cubrir tu urgencia de conseguir ese regalo de última hora que en realidad no te sale del corazón.

¿Te resuena este sentir?

Estas Navidades todavía estás a tiempo de hacerlo diferente. Ojalá regales con más corazón que cabeza y no compres por comprar.

Después de estas líneas, ¿ya tienes una pequeña lista en mente de esas personas que sí merecen tu agradecimiento más honesto y tu afecto más desinteresado?

¿Y si esta Navidad se lo haces saber y les dedicas unas palabras amorosas? Un "te quiero", un "gracias por tu apoyo" o un "siento si te molestó" pueden ser el mejor regalo para algunas personas de tu vida. Palabras sanadoras que cuidan los vínculos.

Y, si aun así te apetece sorprender con un detalle sincero que tenga alma, sostenible y artesanal, aquí va una idea: regala una oportunidad para mejorar hábitos, para buscar momentos de autocuidado, para conectar con la naturaleza, para sentir la vida en cada poro.

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