Acné VS grasa, ¿cómo ganar la partida?
El acné es una de las alteraciones de la piel que más preocupan y que afectan a más gente. Se trata de una enfermedad inflamatoria de la piel que involucra el folículo piloso y las glándulas sebáceas. El folículo es la parte de la piel que da crecimiento al cabello y en su interior están las glándulas sebáceas, destinadas a la producción del sebo, cuya función es la de lubricar y proteger la superficie de la piel, creando una capa que actúa como barrera contra bacterias, virus y otros contaminantes que pueden penetrar la piel.
Un aumento anormal de sebo puede bloquear el conducto de la glándula sebácea. Esto puede causar comedones (puntos negros o blancos), que se pueden infectar e inflamar y producir las características lesiones del acné. Los puntos negros y granos generalmente aparecen en las áreas con más glándulas sebáceas, principalmente la cara, hombros, parte superior del pecho y espalda.
El acné es un problema muy común, especialmente durante la pubertad ya que se relaciona con cambios hormonales que provocan un incremento de la producción de sebo. Estos desajustes pueden alargarse varios años o ir reapareciendo, por ejemplo, durante el ciclo menstrual.
También se ha relacionado el acné con la dieta, aunque los estudios científicos no han podido demostrar una relación directa entre el acné y ciertos alimentos como el chocolate, la leche o el azúcar.
La falta de higiene también se ha vinculado con la aparición del acné. Si bien es cierto que una mala higiene puede empeorar las infecciones en la piel, un exceso también puede resultar dañino ya que puede resecar y debilitar aún más la piel. El continuo lavado de la piel no solamente no reduce sino que en ocasiones puede llegar a empeorar un acné, debido a la posibilidad de que el jabón contenga sustancias comedogénicas, que obstruyen los poros de la piel.
A continuación os proponemos una buena rutina de cuidados naturales para la piel grasa para aliviar los efectos del acné:
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Limpia: Las pieles con acné necesitan limpieza, pero no es aconsejable limpiarla más de dos o tres veces al día, por ejemplo por la mañana y por la noche, y siempre con productos afines a la piel. La Mousse de jabón de MATARRANIA está formulada con aceite de oliva (no-graso y no-comedogénico), que además de limpiar, deja la piel suave e hidratada.
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Hidrata: Hidratar la piel después de limpiarla es esencial. El Tónico suave de rosas aporta hidratación y un efecto astringente suave que ayuda a cerrar el poro. Además tiene propiedades bactericidas y reguladoras del sebo.
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Exfolia: Los tratamientos de exfoliación física reducen la aparición de nuevas lesiones en personas con acné leve y moderado. Aplicar el Exfoliante de oliva suave de MATARRANIA una vez a la semana o cada dos, ayudará a limpiar las impurezas de la piel y reducir los puntos negros.
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Nutre: La piel grasa también necesita de hidratación y nutrición, por la noche, después de limpiar la piel con la Mousse de jabón, puedes aplicar la Hidratante nutritiva piel mixta. Aplica poca cantidad, dando un suave masaje. La base de esta crema es el aceite de oliva, lo que significa que no restringe u obstruye los poros, además incorpora los aceites esenciales de limón, lavanda e ylang-ylang que ayudan a regular la producción de sebo de la piel y por eso son apropiadas para el tratamiento de las pieles grasas.
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Regenera: A menudo, el acné deja cicatrices y manchas rojas, ciertos cosméticos regeneradores pueden ayudar a eliminar estas secuelas del acné. El Aceite de rosa mosqueta enriquecido de MATARRANIA es un potente regenerador celular perfecto para ayudar a cicatrizar y atenuar las marcas de acné.
Durante muchos años, los aceites han estado radicalmente prohibidos para problemas de acné. Y con razón, ya que eran aceites minerales muy baratos, provenientes de petróleo, que sí son oclusivos: taponan el poro, impermeabilizando la piel e impidiendo la eliminación del sebo que se produce de forma natural.
Pero la piel necesita su grasa, y cuando se usan productos astringentes o impermeabilizantes con aceites minerales o alcoholes, las glándulas sebáceas, que están programadas para regular la cantidad de grasa en la piel, interpretan que deben producir más grasa. Eso genera un círculo vicioso que nos lleva a consumir más cosméticos para pieles grasas que provocan en la piel la producción de aun más grasa.
Esto no ocurre con los aceites vegetales, especialmente con los más afines a la piel, como los presentes en la cosmética ecológica de MATARRANIA. A diferencia de los aceites minerales, no taponan el poro, y por lo tanto ni obstruyen el proceso de limpieza natural de la piel ni impiden que el aceite penetre. Así, la piel nutrida se calma y las glándulas sebáceas dejan de producir grasa supérflua.