Cosmética hecha con amor
Un buen eslogan es una buena herramienta comercial durante todo el año, pero en campañas tan importantes como esta de Navidad lo es aún más. 'Hecho con amor', por ejemplo, es un gran reclamo que en estos últimos tiempos ha acaparado gran parte del mercado artesano y/o natural. Pero, ¿realmente sabemos el significado de esa frase?
Para nosotras, decir que nuestra cosmética está hecha con amor es ofrecer un valor añadido a un producto que de por sí ya es bueno, pero que al incluir esa virtud pasa a ser excepcional. Y no nos echamos faroles, es la realidad. El compromiso de MATARRANIA exige cumplir con ciertos valores éticos y sociales: es un proyecto sostenible y ecológico, busca la obtención de recursos de km 0, fomenta el crecimiento laboral y económico local y dona el 0,7% de sus beneficios anuales. Además de eso, es un producto realizado íntegramente en España, de manera artesanal y con mucha dedicación, volcando todas nuestras energías en aquello que llega a vuestros hogares en forma de crema, tónico o jabón.
Energía, esa es la clave. Y el amor es una gran fuente de energía. Cuando una persona realiza una tarea manual, como elaborar cosmética, tallar una madera, coser una prenda... y lo hace con especial dedicación y cariño, esa energía queda impregnada en el producto y llega a quien lo recibe, lo usa y lo disfruta. En una fabricación mecánica no hay interacción personal, en un producto artesanal el contacto humano es pleno y altamente beneficioso, de ahí el gran valor que debemos darle.
Cuando Evelyn se 'enfrasca' literalmente en el laboratorio con una nueva remesa de producto vuelca toda su energía positiva en ello. Cuando recolecta, macera, mezcla o envasa, transfiere en ese producto parte de ella misma y de su fe en esta cosmética tradicional y natural. Durante todo el proceso traspasa su energía al producto deseando que éste mejore la salud de la persona que lo recibe. Cuando ésta lo abre y lo usa se va liberando esa energía que hace que el producto sea doblemente eficaz y especial. Es algo que no se ve, no se percibe, pero ahí está. Y marca la diferencia.
Así que sí, podemos decir con mucho orgullo y fundamento que nuestra cosmética ecológica está hecha con AMOR, ¡con mucho AMOR! Sin anglicismos y en mayúsculas.