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Conociendo a... Brenda Chávez

Publicado en27/08/2019 por
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Hay temas tan interesantes y amplios que, a pesar de hablar constantemente de ellos, nunca está todo dicho, como en el ámbito de la sostenibilidad y el consumo consciente. De ello nos hemos dado cuenta leyendo un libro que cayó en nuestras manos y que nos ha dado pie a conocer a su autora, la periodista Brenda Chávez.

Su trayectoria es tan larga como curiosa, en la que contrastan sus comienzos en grandes revistas de moda (fue redactora jefe de Vogue durante tres años y subdirectora de Cosmopolitan durante cuatro años y medio) con su giro hace unos años hacia un periodismo totalmente contrario, consciente y sostenible, que ofrece en distintos medios de comunicación de gran relevancia y en las muchas actividades en las que participa.

¿Te interesa el consumo sostenible? ¿Te preocupa cómo afectan tus decisiones al entorno? ¿Quieres saber qué se oculta tras el negocio de la moda? ¿Buscas formas de consumir menos y mejor? ¿Necesitas fuentes de información sobre otras formas de consumo? Pues ponte cómodo y quédate con nosotras para disfrutar de esta maravillosa entrevista a Brenda Chávez.

MATARRANIA (M): Has escrito un libro entero sobre el tema, pero ¿podrías explicarnos en unas líneas cómo nuestro consumo puede cambiar el mundo?
BRENDA CHÁVEZ (BC): El consumo puede ser una herramienta de transformación social y ambiental si lo usamos (al igual que nuestro dinero) para apoyar productos y servicios de empresas, proyectos e iniciativas verdaderamente sostenibles, que tienen un impacto positivo en el entorno y la sociedad. Para ello, es importante recibir información especializada al respecto, por eso hice el libro ‘Tu consumo puede cambiar el mundo’, y en otoño saldrá otro llamado ‘Al borde de un ataque de compras’.

También por eso pertenezco al colectivo de periodistas de investigación sobre consumo Carro de Combate, somos todos mujeres periodistas-investigadoras que rastreamos las cadenas de producción y abastecimiento que hay tras el consumo y los intereses de poder que subyacen. Con cada acto de consumo recompensamos una cadena de producción y abastecimiento de empresas que pueden estar contribuyendo al abuso social, medioambiental, cultural económico y político, o todo lo contrario, por eso es importante mantenernos informados y alerta.

M: ¿Cómo una periodista de alto cargo en revistas top de moda acaba siendo un best seller en consumo consciente? ¿Cómo fue esa transición?
BC: Fue un proceso de años. Ocupando puestos de responsabilidad en revistas femeninas me familiaricé con las estrategias y modus operandi de muchas multinacionales tanto de moda (low cost y lujo) como del mercado masivo en alimentación, automoción, hogar, belleza, etc. Muchas eran anunciantes de las revistas o los grupos de comunicación para los que trabajaba entonces. Tenía la buena costumbre de prepararme muy bien las reuniones con ellos, y haciendo búsquedas, al principio casuales, y luego totalmente intencionadas, me fui dando cuenta de ciertos abusos (sociales, laborales, medioambientales, culturales, políticos y económicos) que se solían repetir de unas a otras, de un sector a otro, dándome cuenta de que no eran anecdóticas ni la explotación de personas ni de recursos ni la crueldad animal, entre otros abusos, sino que formaban parte de su forma de funcionar, eran sistemáticos y sistémicos.

Todo esto, al cabo de los años, me hizo convertirme en una consumidora más consciente, no quería apoyar con mi consumo ni con mi dinero productos de empresas con esas actividades nocivas, y en la medida en que fui conociendo alternativas sostenibles, me fui decantando por ellas. Llegó un momento en que tenía tanta información sobre abusos corporativos del modelo productivo actual (neoliberal) y de alternativas de consumo con impactos positivos que apenas se visibilizaban, que decidí escribir ‘Tu consumo puede cambiar el mundo’.

Dejé mi puesto de subdirectora de entonces y decidí que era hora de hacer periodismo de verdad, que fuera un verdadero servicio público a la ciudadanía, en vez de hacer apología de un consumo insostenible y absurdo al que nos incitan constantemente esas revistas, que nos suelen generar inseguridades y necesidades ficticias para que consumamos más y más, cuando el planeta lo que necesita es que consumamos menos y mejor, porque demandamos 1,7 tierras en recursos al año, es decir, estamos produciendo y consumiendo por encima de la capacidad del planeta para renovarse.

El planeta lo que necesita es que consumamos menos y mejor

M: Aportas miles de datos, cifras, estadísticas, citas… ¿cómo ha sido esa labor de investigación y selección de información?
BC: Fueron tres años de investigación, en un principio iba a ser un año y medio, y resulta que unas entrevistas e investigaciones me llevaron a otras y se alargó mucho. Fue una labor muy bonita pero agotadora, por eso cuando al año siguiente de publicarlo mis compañeras de Carro de combate me invitaron a formar parte de su equipo me encantó. La investigación periodística es cara y muy laboriosa, hacerlo juntas nos facilita muchas cosas y nos permite poner en común información, somos todas muy complementarias, y aunque abordamos todas el consumo, cada una nos especializamos y conocemos más unos campos u otros mejor. Si para criar un niño o niña dicen que se necesita una tribu (según dice un dicho africano), para hacer periodismo de investigación se necesita un equipo profesional. Y nosotras (está mal que lo diga) formamos un equipazo.

M: De todos los sectores te centras mucho en el tema de la moda sostenible, que para muchos es bastante desconocida. ¿Qué cuestiones clave debemos conocer?

BC: La industria de la moda es la segunda (o tercera) más contaminante del mundo tras el petróleo, según el estudio que consultes. Esto es así porque desde los cultivos (en general monocultivos industriales) se contamina el suelo, el aire, los productores, las aguas, etc. Luego en la manufactura, donde se da una tremenda explotación laboral que es mucho más corriente de que lo que pensamos, tanto en el lujo como en el low cost. Con los acabados de las prendas (tratamientos, blanqueados, etc.) se vuelve a contaminar, procesos como el sandblasting de los vaqueros incluso provoca silicosis (la enfermedad de los mineros) a las trabajadoras.

Y como producimos en la otra parte del mundo gran parte de las prendas de muchísimas marcas, se provocan unas emisiones muy grandes, también durante la venta. Para acabar, la industria tiene unos grandes excedentes de prendas, y además la ropa se tira cada vez más pronto, nos incitan a un consumo de “usar y tirar”. Esa ropa además de provocar un gran desperdicio de recursos usados para producirla, generan un gran problema de residuos cada vez más alarmante y creciente, y, para colmo, en los vertederos las prendas provocan más emisiones y siguen contaminando. Al final, la moda resulta ser una industria muy poco fashion y glamourosa. Es lo que descubrí trabajando en revistas de moda.

M: En tu libro das consejos a los consumidores, pero después de tu intensa investigación sobre el mercado ¿qué consejos darías a los comercios sostenibles?
BC: Los comercios y tiendas sostenibles me parece que hacen una gran labor de difusión y de accesibilidad, muchas veces tienen márgenes de beneficio muy pequeños y lo hacen por una verdadera vocación sostenible. Les aconsejo que resistan, que se informen bien de lo que venden, que comuniquen muy bien las virtudes de los productos y bienes que venden, y que no se desanimen porque el camino es largo, y cambiar los hábitos de consumo es lento. Pero el contexto cada vez se pone más a favor, porque las personas consumidoras tiene cada vez más conciencia y porque hasta la ONU, en sus Objetivos de Desarrollo Sostenible (su hoja de ruta para alcanzar un desarrollo sostenible en 2030), considera el consumo y la producción el punto número 12, de los 17 que pretende que se implementen globalmente.

La preocupación socioambiental es imparable, aunque vaya poco a poco

M: En cuanto a la prensa, ¿hay comunicación o prensa sostenible?
BC: Hay cada vez más y es de agradecer, pero muchas veces recibimos una información confusa porque hay muchos greenwashes, socialwashes, healthwashes y hasta femininwashes que suelen hacer la grandes corporaciones para aparentar que son más responsables con las cuestiones sociales, ambientales, de salud o de género, y hay que saber hilar muy fino para desvelar esos casos a la ciudadanía, y muchas veces no se trata en profundidad.

Pero es una información que se demanda cada vez más y que interesa mucho. Mi sección Consuma Crudeza, en el programa de radio Carne Cruda, de Javier Gallego Crudo, funciona muy bien, además mi libro ha tenido muy buena acogida, por eso he podido escribir el que se va a publicar en otoño. Así que hay que tener paciencia y seguir informando porque son cuestiones muy relevantes para la sociedad y para contribuir a paliar la crisis climática que vivimos y que tanto está preocupando a los expertos y a la ciudadanía. Mira el movimiento Extincion Rebellion, el de Friday for future liderado por Greta Thunberg, el de Madres por el clima o el de Profesores por el clima. La preocupación socioambiental es imparable, aunque vaya poco a poco.

M: El consumo sostenible ofrece mucho de qué hablar, de hecho nos has hablado de un nuevo libro. ¿Puedes adelantarnos algo sobre él?
BC: ‘Tu consumo puede cambiar el mundo’ tiene casi 700 páginas, y aunque tiene una parte de alternativas y unas guías muy prácticas al final de cada capítulo, en estos dos años he dado muchas conferencias, charlas (incluso una Ted Talk), he participado en muchísimas mesas redondas, debates, foros, congresos, etc., y casi siempre se suelen repetir las mismas cuestiones y preocupaciones. Me pareció pertinente hacer un libro pequeñito muy práctico (se llamará ‘Al borde de un ataque de compras’) que resumiese esas claves para un consumo consciente (también llamado sostenible o responsable) para facilitarle la vida a todas las personas, sean de la generación que sean, que no tiene tiempo (o interés) de leerse un libro tan gordito como el anterior.

Estoy contenta del resultado y espero que tenga tan buena acogida como el anterior. No por ego, sino porque de verdad deseo que el mensaje se extienda y que cada vez exista una masa crítica mayor que haga que las administraciones y las empresas se tomen cada vez más en serio estas cuestiones vitales en el mundo actual. Me considero una intermediaria, como periodista creo que mi trabajo es acercar realidades complicadas de forma sencilla que la ciudadanía que no puede conocer por sí misma, y también simplificarles la vida para consumir de forma más sostenible.

Las cosas no cambian, hay que hacerlas cambiar 

M: Nos has nombrado en varias ocasiones el grupo Carro de Combate, ¿en qué consiste?
BC: Carro de Combate lo formamos cuatro mujeres periodistas-investigadoras, especializadas en consumo. Nazaret Castro y Laura Villadiego son sus fundadoras, la primera está entre Buenos Aires y Sao Paolo, Laura es especialista en el sudeste asiático. Aurora Moreno Alcojor, por su parte, ha hecho investigaciones en África. Investigamos en alimentación, moda, tecnología, etc. Ellas llevan ya muchos años con Carro, yo me sumé porque me invitaron en mayo del año pasado, siempre nos habíamos admirado en la distancia. Y la primera vez que nos vimos en persona, me invitaron a participar en una charla en una librería, nos caímos muy bien y percibimos que podíamos encajar genial como equipo. Cuando me preguntaron si quería sumarme al Carro me hizo una grandísima ilusión, las respeto y las admiro mucho, es un honor ser parte del colectivo, y nos permite llegar más allá de lo que hacemos por separado.

Nos financiamos con mecenas y con crowfounding. El periodismo de investigación es caro y gracias a nuestros mecenas y a ciudadanos y ciudadanas comprometidos podemos hacer un periodismo independiente y riguroso. Actualmente estamos acabando algunas investigaciones, pronto comenzaremos otras. Publicamos una agenda anual con consejos de consumo responsable para financiarnos también. Es una labor muy ardua y laboriosa, pero mis compañeras no pueden ser más espectaculares y el ambiente de equipo es fabuloso. Me considero muy afortunada. Ellas están acabando un libro interesantísimo sobre monocultivos que también sale en otoño, que tenían comprometido antes de que yo me sumara al colectivo, y todas juntas sacaremos otro libro, en unos años, sobre alternativas de consumo con impacto socioambiental positivo. Nos pondremos a escribirlo en breve.

Sabías que…

  • Consumimos y producimos 1,7 tierras en recursos terrestres al año, es decir, por encima de la capacidad del planeta para renovarse, es un dato de GlobalFootprint Network. WWF calcula que en 2030 estaremos consumiendo 2 tierras en recursos y en 2050 3 tierras… Inquietante, por eso es tan importante el consumo y la producción sostenible.
  • La industria de la moda es la segunda (o tercera) más contaminante del mundo tras el petróleo, según el estudio que consultes. Esto es así porque desde los cultivos (en general monocultivos industriales) se contamina el suelo, el aire, los productores, las aguas, etc.
  • También la producción la moda es la segunda más demandante de agua, con unos gastos energéticos además muy altos.
  • Hay estadísticas que arrojan que tiramos muchas prendas con sólo 6 usos y que nos ponemos sólo el 30% de nuestro armario.
  • Entre el 46% y el 70% de los productos cosméticos son agua, por lo que es importante consumir productos ecológicos que reduzcan ese consumo de agua, porque el agua es un bien común no renovable que tenemos que preservar, sin ella la vida en el planeta no es posible.

Si quieres saber más, síguele la pista a Brenda Chávez en los múltiples soportes en los que se presenta: libros, radio, prensa, redes sociales, conferencias...

Fotos de Raquel Quintana

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