Cómo tonificar y relajar los músculos cuando haces deporte
Cuando practicamos deporte generalmente obviamos la realización de calentamientos y estiramientos, la mayoría de las veces por falta de tiempo pero otras también por falta de información. No es prudente que los músculos pasen de 0 a 100 en un segundo o viceversa, deben aumentar o disminuir su temperatura progresivamente con una serie de calentamientos o estiramientos. El no preparar los músculos debidamente provoca cargas musculares que pueden desencadenar en contracturas, agujetas, espasmos musculares, calambres u otras lesiones.
Con un calentamiento adecuado ayudamos al cuerpo a elevar su temperatura, evitando así que los músculos sufran en exceso y favoreciendo que durante el ejercicio alcancen su mayor rendimiento. Pero es importante no confundir calentar con estirar, son dos fases diferentes de la preparación que deben realizarse en orden. Antes de iniciar los estiramientos conviene preparar al músculo aclimatándolo. El músculo en reposo está frío y más o menos rígido, por lo que si se estira demasiado sin haberlo calentado primero puede haber lesiones.
La mejor forma de calentar la musculatura es realizar una carrera y unos ejercicios de movilidad articular, cuya duración irá en proporción al tiempo que dure el ejercicio realmente. También en este calentamiento podemos recurrir a masajes musculares con aceites naturales y ecológicos que activan la circulación y por tanto suben rápidamente la temperatura del músculo. Benjamín López, quiromasajista y masajista deportivo, nos aconseja realizar un masaje energético con movimientos rápidos antes de iniciar el ejercicio. “El propósito del calentamiento y estiramientos es preparar los músculos y la mente para una actividad más intensa. El masaje es por tanto un complemento perfecto para preparar el cuerpo, evitar lesiones y alcanzar el máximo rendimiento físico”.
En la fase posterior a la realización del ejercicio ocurre todo lo contrario. El músculo se ha esforzado al máximo, está a tope de energía y temperatura, y para pasar a una situación de reposo es conveniente hacerlo de forma progresiva. “Durante el ejercicio se producen diminutos desgarros de fibras musculares, llamadas micro-roturas, que causan hinchazón de los tejidos musculares, lo que a su vez presiona las terminaciones nerviosas provocando dolor”, nos explica Benjamín. Es la manera que tiene el cuerpo de superarse y aumentar su fuerza, ya que esas fibras cuando se recuperan crecen más fuertes.
Por eso es tan importante este proceso de recuperación, en el que conviene estirar de nuevo los músculos para tonificarlos y destensarlos, a ser posible con un buen masaje relajante. La relajación ayudará a prevenir la sensación dolorosa de la musculatura post-ejercicio llamada DMAT ‘Dolor Muscular de Aparición Tardía’, comúnmente conocido como agujetas. Para realizar este tipo de masajes Benjamín utiliza y recomienda nuestro Aceite hidratante balsámico 100% bio, cuya formulación incluye cuatro ingredientes clave en el tratamiento natural contra el dolor:
- Romero ecológico (Rosmarinus officinalis extract), principal tratamiento tradicional para combatir dolores articulares y para tonificar el cuerpo fatigado.
- Lavanda ecológica (Lavandula angustifolia), excelente antiespasmódica con acción calmante, sedante, antiinflamatoria, cicatrizante y regeneradora del tejido celular.
- Árnica local ecológica (Inula montana extract), antiinflamatoria, antiséptica y vulneraria que tonifica y activa la circulación.
- Aceite esencial de Niaoulí ecológico (Melaleuca Quinquenervia oil), un descongestionante venoso, antiinflamatorio y activador de la circulación.
Este aceite es por tanto un buen vasodilatador que incrementa el flujo de la sangre en la zona en que se aplica, facilitando la recuperación de los tejidos. Además, por las propiedades antiinflamatorias de sus ingredientes ejerce una labor analgésica ante lesiones o procesos dolorosos. En estos masajes de recuperación muscular el ritmo es mucho más tranquilo que en la fase de calentamiento, las maniobras deben ser lentas para no hacer daño y precisas para alcanzar el núcleo del músculo. “Para este tipo de masaje me gusta el aceite balsámico de MATARRANIA por la presencia del romero y el árnica, pero también por llevar aceite de oliva. Es un aceite con cuerpo que acompaña al movimiento, evitando que las manos se deslicen demasiado rápido. De esa forma se hace un masaje bastante profundo que llega al tejido subcutáneo, al músculo”, asegura Benjamín.
Estamos por tanto ante un producto tonificante, reparador y balsámico, un aceite indicado para cualquier problema muscular o de circulación, ya sea causado por un gran esfuerzo físico o por la falta de un correcto riego sanguíneo, como es el caso de las varices o las piernas cansadas.