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Cómo empezar a crear hábitos saludables

Publicado en25/08/2020 por
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La vuelta de vacaciones es un buen momento para crear hábitos saludables en busca de un mayor bienestar. Es una época de inflexión que debemos respetar como lo que es: la transición del descanso y el disfrute libre a la rutina diaria que llevaremos durante prácticamente un año. Es por eso que debemos ser flexibles, intentar hacer un cambio gradual para que el descanso no quede en el olvido desde el primer día y para que la rutina no se nos ‘atragante’ nada más empezar.

¿Conoces el autocuidado?

Hace unos meses hablamos con detalle en el blog de autocuidado, una manera perfecta de crear hábitos saludables. Más allá de un concepto básico de cuidado personal, el autocuidado es un cuidado consciente, en el que estemos presentes realmente y sintamos cada segundo de cada tarea que hacemos en busca de nuestro bienestar físico, mental y emocional. Es un gesto de consciencia hacia uno mismo, de analizarse, observarse, de cuidarse y, por tanto, quererse.

Hay varios tipos de autocuidado, dependiendo del ámbito en que nos movamos. Puede ser un autocuidado físico, orientado al cuerpo y la salud; un autocuidado mental, para ejercitar nuestra mente y estimular el pensamiento crítico, la creatividad y el intelecto; un autocuidado emocional, siendo conscientes de nuestros propios sentimientos y emociones; o un autocuidado espiritual, conectando con uno mismo más allá de la condición física o emocional. 

Pequeños gestos, grandes hábitos

No es necesario imponer de golpe grandes cambios que puedan suponer estrés u obligación. De hecho, el fin del autocuidado es aumentar nuestro bienestar, y para ello debe realizarse sin forzar, sin sentirlo como una obligación, dado que entonces pierde todo su valor. Es por eso que interesan más pequeños gestos que generen grandes hábitos, ir incorporando pequeñas rutinas día a día. Estos son algunos ejemplos recomendados:

  • Marca las horas de sueño reglamentarias y respétalas, si es posible los días de vuelta a la rutina duerme un poco más de lo habitual.

  • Practica algún tipo de deporte o paseo largo mínimo entre 2 y 3 veces a la semana

  • Cocina un plato que realmente te apetezca comer al menos una vez a la semana

  • Dedica media hora o una hora al día a realizar aquellas tareas que te apasionan, las que sueles hacer durante vacaciones pero luego olvidas rápidamente (leer, escuchar música o podcast, navegar en internet, coser, hacer manualidades…).

  • Mima tu piel más que nunca, dedicando tiempo y presencia durante al menos tu rutina nocturna. Cuídala con ingredientes naturales, nutritivos, reparadores, como la cosmética bio de MATARRANIA.

  • Acostumbra a tu mente a recibir el día con alegría y positivismo, y a cerrar la jornada con gratitud y paz, sintiéndote bien y sincero contigo mismo.

  • Inicia un diario, la mejor manera de reflejar tus sentimientos, tus bloqueos, tus avances, y escribe en él también tus agradecimientos.

  • Busca la forma de sonreír cada día, ya sabes qué te lo provoca, así que asegúrate de vivirlo cada día.

  • Medita unos minutos al día, o iníciate en ello si aún no lo has probado. Son los instantes de más cercanía y conexión contigo mismo.

La importancia de una vuelta equilibrada

Como decíamos, es importante tomarse un tiempo para adaptarnos a una nueva rutina. En momentos post vacaciones debemos seleccionar aquellas tareas que más fáciles y gustosas nos resulten, para no sufrir más estrés del que ya supone retornar al quehacer diario. 

Si entendemos cómo funciona nuestra propia energía, será cuestión de valorar con cuánta energía arrancamos cada mañana y cuánta nos queda a la noche o el viernes por la tarde. Podemos observar qué actividades nos restan más energía y cuáles nos la reponen, para poder conjugarlas y conseguir el equilibrio que nos permita llegar al final del día o de la semana sin haber perdido el resuello por el camino.

Aparte de nuestro propio ritmo personal, se impone también un cambio ambiental importante que afecta a nuestros niveles de energía. En septiembre va disminuyendo progresivamente la luz del día, los días son más cortos, cada vez menos calurosos, muchas jornadas laborales vuelven a ampliarse, en octubre cambiamos al horario de invierno… Si conseguimos mantener equilibrado el nivel de energía con pequeños gestos de autocuidado seremos capaz de afrontar todo ello sin caer en la tristeza, la apatía o el estrés vinculado al síndrome post vacacional.

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